lunes, 15 de agosto de 2011

Subí por La escaLa y no pude bajar.

Los papeles y el viento atropellaban mi andar. La verdad es que tampoco tenía las fuerzas para luchar contra ellos. Un ánimo de complicidad con los audífonos que me enceguecían en ese pasaje donde tantas veces me oculté para que el resto no me viera. Se acercó el perrito del vecino, me olió y ladró como siempre, y yo ahí, todavía a escondidas. ¿Tú? hablando como si nada, mientras los minutos pasaban y pasaban y yo mirando mi cajetilla ya casi vacía. Extraño, pero cierto...te extraño...extraño que odiaba esconderme de ellos, porque me sentía poco transparente.Extraño. Más aún extraño se me hace volver a pisar ese lugar tan clásico de tu Santiago centro y verme extrañada de tu ventana rosada,desde abajo, ocultándome - ahora- de ti.
Abrí, con la maldita dificultad de no encontrar las llaves. Me preguntaba si ya las había botado. Sentí cómo abriste una de las ventanas y te asomaste. MENOS MAL QUE NO ME VISTE!!!!!! Seguía escondida sin saber por qué idiotamente quería acercarme a ti. Me atreví. subi, pero en la mitad y con los dientes más que apretados, no pude avanzar, pero tampoco pude bajar.
Fui esa maldita extraña en tu mundo extraño con mis sentimientos raros y tú...escondiéndote también de mí.

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